HISTORIA | Hoy se cumplen 57 años de esta impactante fotografía.

El picador Eugenio de Hierro llora desconsolado tras la cornada mortal que sufrió, tal día como hoy de 1966, el banderillero Antonio Rizo Pastor en la plaza de toros de Bilbao.

El toro “Bolero”, número 176, berrendo en cárdeno, de la ganadería de don Álvaro Domecq, le prendió a la salida de un par de banderillas. La cornada, en el corazón, fue mortal de necesidad.

En el cartel se anunciaban Paco Camino, Manuel Benítez «El Cordobés» y Andrés Torres «El Monaguillo», que sustituía a Antoñete y a cuyas órdenes iba Antonio Rizo.

Así lo relató Díaz Cañabate en ABC. 57 años después esta crónica aun nos estremece:

«La banda permanece callada. En eso, vemos salir de la enfermería a un picador llorando. Se seca las lágrimas con un pañuelo». Le sigue un banderillero cubriéndose el rostro con las manos. Paco Camino torea. Cruza por los tendidos un runrún. La gente apenas aplaude. Paco Camino cobra una gran estocada. Clamor de pañuelos. Dos orejas. El runrún se confirma. Antonio Rizo ha muerto. Camino, El Cordobés y El Monaguillo suben a la presidencia. Al poco rato se pasea por el callejón una pizarra que dice que la corrida se suspende. Silencio absoluto. Los tres espadas cruzan lentamente el ruedo seguidos de sus cuadrillas. Al llegar a la puerta de la enfermería se detienen, inclinan sus cabezas y permanecen quietos. Nada turba el silencio. Los toreros entran en la enfermería… Todos van llorando, las lágrimas caen sobre el oro y la plata de los vestidos de torear… Hombres fornidos, picadores y banderilleros, suben arrastrándose como si fueran viejos valetudinarios, aunque “El Monaguillo” es apenas un muchachito. Allí está Antonio Rizo, con el corazón partido. Corazón que quiso ser torero. Corazón que se llevó el pitón de un toro…»